Delicias de pistacho

Me encantan los frutos secos. Me apasionan para comerlos solos, simplemente como picoteo. Y me gusta mucho también su presencia en todo tipo de postres: bizcochos, tartas, galletas o cremas, como esta sencilla y exquisita delicia de pistacho, una fantástica panna cotta de pistacho aromatizada con canela, limón y azahar.

La panna cotta es un postre italiano de nata (normalmente mezclada con leche) cocida y cuajada con gelatina, que se puede aromatizar con multitud de ingredientes: chocolate, café, licores, puré de frutas, lo que se nos ocurra. Me parece un postre delicioso, con una textura muy suave y cremosa, además de ser muy sencillo de preparar. Únicamente debemos tener en cuenta que necesitan bastante rato en la nevera (3 horas como mínimo) para que la gelatina cuaje bien. Yo normalmente los preparo la noche anterior y los dejo toda la noche en la nevera. Esta panna cotta de pistachos lleva bastante menos proporción de nata que otras panna cottas que podéis encontrar en el blog, lo que hace que sea bastante ligera.

Ingredientes

• 6 personas.

• 500 ml. de leche.
• 200 ml. de nata de montar (mínimo 35% MG).
• 50 gramos de pistachos (peso sin cáscara). Necesitaremos unos 100-120 gramos de pistachos con cáscara.
• 1 cucharada sopera bien colmada de miel.
• 1 palito de canela.
• La corteza de medio limón sin la parte blanca.
• 2 cucharadas de agua de azahar. Si so se tiene la sustituimos por la corteza de media naranja.
• 6 hojas de gelatina.

Preparación

Eliminar la cáscara de los pistachos.

Retirar también la pielecilla que cubre el pistacho. Cuando se comen entero no molesta, pero cuando se trituran quedan mejor sin piel y así además resalta más el color verde del pistacho. Para eliminar la piel que recubre el pistacho lo mejor es escaldarlos. Para ello poner al fuego una cazuela con agua. Cuando comience a hervir poner los pistachos en el agua y dejarlos unos 10 segundos antes de sacarlos. Yo lo que hago es ponerlos en un colador y sumergirlos con el colador en la cazuela, así se sacan bien todos a la vez. Si no quedan del todo cubiertos les echo agua con el cazo varias veces.

Al sacarlos frotarlos con un trapo o con papel de cocina para que se desprenda la piel.

Cuando se enfríen triturarlos con un procesador o un molinillo de café. A mí me gusta que queden trocitos pequeños, sin quedar pulverizados del todo, pero también se puede moler del todo hasta que quede hecho harina.

Hidratar la gelatina sumergiéndola en un recipiente con agua fría de modo que quede completamente cubierta. Se hace muy bien con un plato sopero. El tiempo de hidratación dependerá de cada gelatina (consultar las instrucciones del envase), pero en general es suficiente con 5 minutos.

Poner en un cazo la leche y la nata. Añadir el palito de canela, la piel de limón y la piel de naranja si se usa.

Calentar hasta que comience a hervir. Apartar y dejar infusionar tapado durante 10 minutos.

Retirar el palito de canela y las cáscaras de cítricos. Si hay muchos trozos o son pequeños se puede colar la mezcla de leche y nata a otro recipiente para eliminarlos con facilidad.

Añadir la miel a la leche caliente y remover bien hasta que se disuelva.

Escurrir la gelatina apretándola con el puño y añadir a la mezcla anterior, mezclando de nuevo hasta que se disuelva del todo.

Incorporar los pistachos a la mezcla, reservando si se desea unos pocos para decorar los platos (con dos cucharaditas escasas es más que suficiente). Añadir por último el agua de azahar y mezclar bien.

Repartir la mezcla en 6 flaneritas individuales.

Cuando se enfríe poner en la nevera hasta que cuaje completamente. Necesitará unas 3 horas, aunque a mí me gusta dejarlo toda la noche.

A la hora de servir desmoldar cada delicia de pistacho en un plato y repartir alrededor el pistacho molido que hemos reservado.